Placer mientras duermes

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«…que la vida sólo es sueño, y los sueños sueños son…», decía el poeta. Y es cierto. El acto de dormir ocupa casi un tercio de nuestra vida, por lo que resulta fácil deducir que pasamos también casi un tercio de nuestra vida soñando.

Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, basó muchas de sus investigaciones en lo que el ser humano es capaz de soñar. Y el sexo es parte de nuestra vida, ¿por qué habría entonces de estar ausente durante el sueño?

Hay estudios que demuestran que el 95% de los hombres y el 72% de las mujeres manifiestan haber tenido sueños eróticos en algún momento de sus vidas. Y entre ellos, el 83% de los varones y el 37% de las mujeres refieren haber tenido orgasmos.

También llamados sueños húmedos, en muchos hombres se manifiestan a través de las denominadas «poluciones nocturnas» que son eyaculaciones producidas por la excitación alcanzada durante el sueño.

Esta «actividad sexual» no es, como se cree, privativa de púberes y jóvenes, pues se han documentado casos de hombres de más de 70 años que presentaron poluciones nocturnas.

Durante siglos estuvo prohibido «sentir» estos sueños húmedos (como si fuera posible hacerlo conscientemente), y hasta hubo algunos implementos destinados a evitar erecciones al dormir (algunos eran realmente cruentos). Esto se debió a que se comparaban los sueños eróticos con la «perjudicial» tarea de masturbarse.

Esto ya no es así (gracias a Dios) y hoy en día todos somos libres de experimentar estas placenteras sensaciones oníricas, que nuestra mente nos obsequia en el también placentero acto de dormir.

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