El amor en los tiempos del Sida

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En estos tiempos de incertidumbre sexual, cuidarse y cuidarnos mutuamente, es la única manera de prevenir la propagación de enfermedades de transmisión sexual, algunas tan atemorizantes como el SIDA o la hepatitis C.

Como el VIH, gracias a los tremendos avances médicos en el desarrollo de antirretrovirales cada vez más específicos y eficientes, ha dejado de ser una enfermedad considerada «mortal» para pasar a ser una «crónicamente tratable», muchas personas se «relajan» y dejan de adoptar las medidas mínimas de seguridad. ¿Cómo cuidarnos?

Es obvio que no apartaremos de nuestra vida a una persona que padece esta enfermedad (ni ninguna otra), especialmente si nos unen lazos de amor y compromiso realmente sólidos, pero hay acciones cotidianas que muchas personas siguen temiendo frente a una persona enferma de SIDA.

Debes recordar que:

  • No se contagia por abrazar o besar a una persona.
  • Ni por dormir con ella, ni por compartir un vaso, un cubierto o una toalla,
  • Tampoco por tocarla o compartir un espacio físico, ni siquiera a través de las lágrimas.

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Sí se contagia:

  • mediante los fluidos corporales que entran en contacto con la sangre,
  • compartiendo agujas y jeringas en el caso de las personas adictas a las drogas,
  • Verticalmente, es decir de la madre al niño durante el parto o en la lactancia.

La mejor prevención continúa siendo el condón, aún para la práctica de sexo oral. También es recomendable realizar análisis periódicos (cada 6 meses) tanto en las personas enfermas como en aquellas personas sanas que han tenido algún tipo de contacto cercano con el virus.

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