Es cierto que son muchos los que se animan a ponerse un piercing en los pezones o en sus genitales, tanto chicos como chicas, porque está de moda, porque puede ser de lo más estimulante a la hora de tener relaciones sexuales…
Pero claro, también hay que pensar en algo muy importante, y son los riesgos que puede conllevar ponerse uno de estos piercing. En el caso de las mujeres, suelen elegir una de estas tres zonas para ponerse el piercing: labio mayor,labio menor y clítoris.
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de hacerse uno de estos pendientes es que hay que contar con un tiempo para la cicatrización, puesto que como indican los expertos «en el clítoris en concreto, tarda entre dos y seis semanas, mientras que en los labios es de cuatro, y eso es demasiado tiempo».
Una vez colocado, puede haber ciertos riesgos con los métodos anticonceptivos, ya que aumentan las posibilidades de que se rompa el preservativo, por ejemplo. Y eso es lo de menos, ya que pueden aparecer alergias al material del pendiente o incluso infecciones en la piel.
Hablando de infecciones, hay que tener especial cuidado con los pendientes en los pezones, ya que «la infección puede producir mastitis. La sensibilidad y la reactividad del pezón puede verse comprometida y dificultar o impedir la lactancia».Como indica Martínez, todo un experto: «Se producen alteraciones en los conductos de lactancia. De hecho, se pueden romper y no se reconstruyen».
Y en el caso de ellos, la cosa no es menos complicada: «Con los traumatismos o roces continuados sobre una zona mucosa delicada, ésta puede engrosarse y dar origen a la leucoplasias o eritroplasias, que pueden ser precursoras de lesiones malignas», por no hablar de la pérdida de sensibilidad.
En fin, que antes de hacerse un piercing en ciertas zonas, hay que pensárselo un poco…
Vía| La Razón