La sexualidad implica de nosotros el grado máximo de intimidad entre dos (o más) personas, y como tal hay algunos detalles que debemos cuidar. Uno de ellos es la higiene sexual. No sólo por una cuestión de auto-respeto, sino para evitar contagios y enfermedades que pueden desarrollarse si no prestamos la suficiente atención al aseo genital.
Un simple pero esmerado cuidado de pequeños «detalles» pueden evitarnos infecciones y complicaciones que podrían ser graves. Aquí tienes algunos consejos para tu higiene sexual que te ayudarán a vivir una sexualidad plena.
Para los hombres, el momento del baño diario es la mejor oportunidad para asear adecuadamente el pene, en especial si no estás circuncidado. Debes retraer todo el prepucio y eliminar la acumulación de secreciones que puede producirse en la base el glande (los restos de esperma se denominan «esmegma»). También es una excelente ocasión para palpar los testículos y detectar a tiempo cualquier pequeño «bulto» o mancha y consultar rápidamente con un especialista. Recuerda que el cáncer testicular tiene altísimas probabilidades de curación siempre que sea detectado en sus inicios y esto sólo es posible con una minuciosa revisación periódica.
En el caso de las mujeres, la higiene personal deberá incluir una cuidadosa limpieza en el perineo (zona entre el ano y la vagina) para evitar que posibles infecciones puedan llegar a los genitales, pero es conveniente utilizar jabón suave para no provocar irritaciones. Después de una relación sexual, no conviene realizar lavados vaginales pues se destruye la flora vaginal y se aumenta el riesgo de contraer infecciones.
También es oportuno el baño cotidiano para realizar una cuidadosa exploración de los senos a fin de detectar protuberancias o bultos que pudieran ser indicio de cáncer de mamas.
La higiene sexual habla de nuestra calidad como personas y nos ayuda a cuidar nuestra calidad de vida.