El control periódico de vulva es tan importante como uno de mama. Es muy simple y ayuda a descubrir la presencia de enfermedades de transmisión sexual. Su pareja puede ayudarle a realizar un autoexamen ginecológico, además de divertido, puede ser el inicio de un cambio en su comportamiento sexual.
En este proceso hay que revisar la región externa de la vagina y toda el área de los genitales que están cubiertos con vello púbico, a menos que ya te lo hayas quitado. Muchas mujeres lo hacen con la ayuda de un espejo, pero si su pareja está dispuesta a sumarse al juego, tiene que observar y examinar la zona buscando:
- Hinchazones y ampollas que pueden ser rojizas o de color carne. Algunas pueden parecer como pústulas o granitos.
- Llagas abiertas.
- Verrugas, similares a las que se ven en cualquier parte del cuerpo, y son difícil de detectar.
Luego, separe los labios externos de su vagina y revise el capuchón de su clítoris. Revise en los labios de adentro y todos los costados y con mayor atención en la zona que rodea las aberturas urinarias y vaginal.
No dude en consultar a su médico, ante la presencia de cambios en los fluidos vaginales y cualquier anormalidad que descubra después de examinar la zona con su pareja.