La Biblia habla de la mujer «impura» durante el período de menstruación. Otras religiones establecen que no se debe tocar a una mujer que se halle en ese momento del mes, so pena de recibir un castigo divino por el mismo motivo de «impureza».
Muchos estudiosos afirman que tales prescripción religiosas obedecían a intereses higiénicos que debían ser difundidos mediante la religión, y bajo amenazas de horrores infernales, pues de lo contrario los primeros habitantes poco obedecerían. Higiene o creencia, lo cierto es que la menstruación siempre estuvo relacionada a lo «sucio», «pecaminoso» y «tabú«.
Pero la menstruación no es otra cosa mas que la expulsión de mucosa uterina que aumentó para alojar a un posible embrión, y que en caso de no producirse ésta, el organismo femenino eliminará dicha mucosa que hubiera servido de «alimento» al óvulo implantado.
Bajo ningún aspecto podría afirmarse que la menstruación es algo «sucio» puesto que contiene altísimos niveles de nutrientes esenciales para la vida que, en esta ocasión, no se ha formado.
No existen evidencias de que resulte perjudicial para cualquier miembro de la pareja mantener relaciones sexuales durante el período de menstruación femenino. A excepción de alguna mancha accidental, el placer está garantizado y la higiene del acto también.
Es necesario hacer la salvedad, que en caso de sexo ocasional, el contacto directo del pene o el semen con la sangre de la menstruación es una vía por demás propicia para contraer enfermedades de transmisión sexual (vih/sida) por lo que el uso de condones se impone rotundamente.