El ritmo acelerado de la vida cotidiana no contribuye demasiado en las relaciones interpersonales. Las opciones (ya olvidadas) de conocer a alguien, concertar una cita, y hasta lograr un encuentro sexual, son situaciones más cercanas al cine que a la realidad. La tecnología ha simplificado muchos de los procesos que solían quitarnos tiempo, pero nos ha esclavizado de tal manera, que seguimos careciendo de tiempo, en este caso, para relacionarnos con otros seres humanos.
El móvil, el chat, el e-mail, son hoy las formas más comunes de comunicación. ¿Cómo puede darse entonces un encuentro sexual si ni siquiera estamos cerca cuando hablamos?
Aunque muchos vean sólo defectos, y otros tanto, sólo virtudes, Internet no es ni el paraíso informático, ni mucho menos Satanás convertido en ordenador. Como todo en la vida, las cosas no son buenas o malas por su naturaleza, sino por el uso que hagamos de ellas. Puedes usar tu dinero para fabricar una bomba o para ayudar a niños huérfanos, el dinero en sí mismo no es malo.
Pues algo similar ocurre con la red de redes. Si bien es cierto, que mucho del tráfico ilegal de personas sucede a través de Internet, también es cierto que posibilita el conocimiento entre personas en lugares tan distantes, que no hubiera sido posible conocerlas de otro modo. Pero lo que nos ocupa hoy es el «sexo virtual«.
Basta «bucear» algunos minutos en la red para descubrir foros, sitios, comunidades, grupos, destinados a fomentar el sexo virtual, es decir sin contacto físico, sólo a través de Internet. Esto implica un alto grado de osadía, pues requiere «subir» fotografías propias, imágenes tomadas con cámaras webs, transmisiones on-line, etc. y convengamos en que Internet no se caracteriza por su «seguridad». Sin embargo miles de personas diariamente entablan situaciones sexuales a través del monitor con otros desconocidos de lugares remotos.
La masturbación, el exhibicionismo, el voyeurismo, las fantasías más extremas, encuentran en esta forma de comunicación erótica una importante dosis de descarga. Los expertos aseguran que en tanto se canalicen estas fantasías a través del contacto virtual hasta podría ser beneficioso para quienes la practican pues no encontrarían motivos para llevar sus perversiones a la práctica concreta. Sin embargo otros aseguran que el ciber–sexo potencia las conductas sexualmente peligrosas en los individuos.¿Tú que crees?