Esta disyuntiva, lejos de ser filosófica, es una pregunta recurrente en el mundillo psicológico especializado en orientación sexual.
Últimamente han salido a la luz algunas «terapias» destinadas a cambiar la identidad sexual de una persona. Son las llamadas «terapias de conversión»… ¿qué hay de cierto?
Como si se tratara de un posesión maléfica por parte de un espíritu satánico, hay psicólogos que ofrecen (a cambio de varios euros) la posibilidad de «reinsertarte» en el mundo heterosexual, en definitiva, sacarte de ese camino «distorsionado y enfermo de la homosexualidad».
Aunque te parezca extraño, son muchas las personas que día tras día caen víctima de estas promesas, un poco por inseguridad, otro por curiosidad, las menos como un último intento por «encajar» en la sociedad que los discrimina.
No existen estudios fehacientes que puedan demostrar que ésto (la reconversión) es posible. De hecho hay expertos que sostienen que el entorno donde el niño es educado es fundamental para determinar su orientación sexual. Sin embargo hay muchas personas de familias «standard» que demuestran sus inclinaciones homosexuales, mientras que otras personas criadas en ámbitos donde la homosexualidad es aceptada con normalidad, que son fervientes heterosexuales. También hay casos de hermanos educados en el mismo entorno, en los cuales uno resulta gay y el otro no. ¿Cómo explicarlo?
Si no estás convencido de tu elección sexual, puedes acudir donde un psicólogo que te ayudará a desentrañar tus conflictos y temores internos. Pero ten cuidado con aquellos que prometen que en un par de sesiones harán de tí una persona «normal».
La sexualidad es muy personal y cada uno decide cómo vivirla en libertad, con responsabilidad y alegría.