Para nadie es un secreto que el cibersexo es una de las actividades que más ocupan el tiempo, de algun@s internautas. Se sabe que millones, alrededor de ocho en el mundo, reconocen que recurren a esta forma de encuentros en la red cada día. El sexo virtual, el cibersexo o sexo online, como se le define en distintos lugares es pues, un pasatiempo del que muchos disfrutan, porque dejando de lado los prejuicios, es un pasatiempo y es un disfrute.
Pero los pasatiempos como todo, solo son recomendables y gratificantes cuando existe control. Ya los terapeutas señalan la relevancia de mantener el control sobre la afición a mantener encuentros virtuales de carácter sexual en la red. Aficionarse al cibersexo puede influir en las relaciones reales que se tienen, destruir una relación de pareja y alejar a quien lo busca de las establecer relaciones tradicionales y también de exponerse sino toma precauciones a riesgos por la inseguridad de contactar con personas desconocidas.
De todo hay en la red como en la vida real, así que no hay que pensarse que se debe desconfiar del todo o se debe confiar totalmente, hay que mantener precaución en todo. El sexo virtual es el camino al disfrute a través de la imaginación, el encuentro de dos desconocidos en muchas ocasiones separados por distancias y otros aspectos. Personas que no tienen interés alguno en conocerse y que disfrutarán un momento de mutua satisfacción, y que quizá no vuelvan a reencontrarse en la red.
Lo más importante en el sexo virtual, es tener presente que el anónimato es la garantía de disfrutar del mismo, el cibersexo debe responder a la máxima comodidad de quienes participan, no hay riesgo de desilusiones y tampoco hay compromisos, apenas el echar andar la imaginación, aprovechar unas palabras sugerentes, y con un poco de suerte alcanzar el climax. Por demás, como ya hemos dicho, hay que estar atento, obsesionarse con el cibersexo es un riesgo, y es aquí donde entra la prevención de los terapeutas, todo con medida y control.