La moderna psicología dice que los celos son la sensación de que una persona a la que nos une un lazo afectivo, entrega a un tercero, algo que creemos nos pertenece exclusivamente a nosotros, puede ser tiempo, atención, cariño, etc.
Es común pensar que es «bueno sentir celos», pues si son hacia nosotros, nos sentimos «más queridos«, «más considerados«. Si en cambio, los celos son nuestros, nos sentimos vulnerables, frágiles, y estas sensaciones siempre han tenido «buena prensa» en el inconsciente colectivo. ¿Pero qué hay de cierto en todo esto?
Por una parte debemos pensar que cualquier sentimiento que implique la baja autoestima o la sensación de posesión de otra persona, jamás podrán ser beneficiosos, pues se generan situaciones de conflicto que sólo resienten los cimientos de una relación madura.
¿Quién determina «cuántos» celos son un síntoma de atención y cuidado hacia la pareja, y cuántos son nefastos o enfermizos? No olvidemos que situaciones de enorme complejidad han comenzado con planteos de celos simples y hasta vanales.
Una llamada telefónica fuera de horario, un mensaje de un compañero de trabajo o una reunión con el jefe, pueden ser para un celoso compulsivo motivo más que suficiente para justificar su reacción, en ocasiones violenta.
Lamentablemente, ninguna relación seria tiene futuro en este contexto. Analiza tu relación de pareja y determina si estás atravesando por alguna de estas situaciones y pon los límites a tiempo.