Aborto: una huella imborrable

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Hablar de aborto es adentrarse en una temática compleja e influenciada por infinita cantidad de factores. Desde preceptos morales o religiosos férreamente impulsados desde diferentes dogmas, hasta cuestiones de ética médica, o incluso aspectos psicológicos, un aborto es sin dudas un acontecimiento que marca a la mujer de manera irreversible para el resto de su vida.

Las legislaciones al respecto son tan cambiantes y en algunos casos contradictorias u obsoletas, que resulta impensado llevar adelante un aborto con los recaudos médicos necesarios para no poner en riesgo la vida de la mujer, y por consiguiente proliferan centros de dudosa reputación y realizan estas prácticas (delictivas) en el anonimato, la improvisación y  la clandestinidad.

Es por eso que en sucesivas entradas te contaré sobre los diferentes procedimientos que existen sobre este controversial asunto, que recordemos, debe ser autorizado por las autoridades sanitarias pertinentes única y exclusivamente en el supuesto de tres casos: violación, incompatibilidad con la vida del feto en formación y/o riesgo de vida para la madre.

Cualquier otro caso que no se encuadre en estos tres lineamientos es simple y llanamente un delito, y si decides realizarlo de todos modos, debes estar advertida que la ley suele ser implacable en estas situaciones. La imposibilidad económica o afectiva de asumir la responsabilidad de un hijo que llega, la falta de una pareja estable, el fruto de una relación extramatrimonial, la escasa edad de la mujer embarazada, como tantos otros factores, no son ni serán para las leyes internacionales motivo de justificación para una práctica abortiva.

Si has iniciado una vida sexual activa, lo más conveniente será que te acerques a un hospital público, consultes los programas de planificación familiar y te enteres que tienes a tu alcance un sinfín de métodos que pueden ayudarte a evitar el desafortunado momento de un aborto.

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